Dr. Prof. David Gonzalo Maeso, Departamento de Hebreo y Arameo
AUBIER, DOMINIQUE
La synthèse des sciences ou l'hébreu en gloire
Le Qorban. Artes gráficas Soler S. A. Valencia, 1973, 272 pp. 25'5 x 15'5, Ed. M.L.L. La Bouche du Pel
La actividad intelectual de esta ilustre y original escritora, y el afortunado encuentro que nos proporcionó la conferencia que, por invitación nuestra, pronunció en la Facultad de Letras de la Universidad de Granada, bajo los auspicios del Departamento de Hebreo y Arameo en junio de 1971, han sido las causas determinantes, junto con los temas tratados por ella en varias publicaciones, de las varias reseñas de obras suyas que fibouran en esta Miscelánea.
Al aparecer la que ahora nos ocupa, es posible no sea ya la última, al menos en la realización, si no en la edición. Ingenuamente confesamos que si, en las materias o referencias que caen dentro del campo de nuestra especialidad, nos atrevemos a formular un juicio, insinuar alguna observación, hasta eventualmente mostrar alguna discrepancia, ya que todo eso debe abarcar una crítica bibliográfica, en el terreno rigurosamente científico, que en D. A. es el de más hondura, nos reconocemos del todo profanos. En esto nos remitimos a los científicos. Por otra parte, invadir ese ámbito equivaldría a salirnos del propio de esta revista, otra razón más para mantenernos cautamente un tanto al margen del contenido básico del libro. En otro círculo, inscrito dentro del ancho mundo del hebraísmo, admiramos el impetu ascensional del espíritu y vuelo místico de la Cábala, a que tan aficionada se muestra la autorra, y en la cual demuestra envidiable competencia y entusiasmo, pero por nuestra parte, prefe-rimos la actitud maimonidiana, sin incluirnos por ello en las filas de lo totalmente adversarios de la Cábala, en lo que tiene de puro misticismo.
Algún punto de contacto con éste, aunque sin salirnos del área severa de la Lingüística, podría señalarse en ciertos estudios nuestros dados a luz en ésta y otras revistas, p. e. Valores semánticos de los fenemas hebreos (1957) y Apuntes para una Prosopología lingüística (1958), que no dejan de ofrecer conexiones con numerosas referencias o teorías expuestas por D. A. en éstas y otras obras suyas. La que ahora reseñamos, de « la Solitaria de Carboneras » (Almería), si podemos llamarla así en toda la extensión de la palabra, dado que con frecuencia acuden a aquel atractivo santuario de la Ciencia ilustres personalidades para entretenerse en provechosos coloquios de alto nivel, se divide en seis partes, precedidas de una presentación (pp. 9-31) y suplementadas por ocho notas, bajo el epígrafe : « La labilité structuraliste de l'hébreu » (pp. 255-261), y once esquemas gráficos, que siguen al indice. La obra, impresa, en España, en el primer trimestre del año actual, y elaborada en el lapso de septiembre 1971 al mismo mes de 1972, ofrece dos aspectos, cifrados en su doble título: Síntesis de las Ciencias y Sublimación del Ebreo, como lengua filosófica de alta cultura. Encierra pues, una Filosofía de las Ciencias, de subido interés, tanto por lo que implica de conocimiento profundo y superior de éstas como por la ligazón que se establece entre ellas y el mundo del espíritu. Los textos bíblicos con que D. A. encabeza los capítulos de la obra, todos del sublime Isaías, patentizan la insondable profundidad del mensaje escriturarío, la altitudo sapientae et scientiae Dei. « Los números tienen un poder descriptivo en hebreo, consigna la autora, donde aparecen asociados a hechos ontológicos, contorneados al propio tiempo por las letras del alfabeto. Glifo o cifra son así capaces de testimoniar un fenómeno » (p. 41). Por otra parte, « la Cábala judaica, análisis inductivo que desenvuelve las potencialidades de la lengua hebrea, revela apreciaciones que parecen misteriosas mientras el mundo no ha sacado a la luz la sabiduría que les sirve de testigo. La Cábala sabe que debe esperar a que la Ciencia occidental alcance el estado de plenitud que ha de capacitarla para presentar las conclusiones que necesita » (p. 55). Aparte de los valores apuntados de la obra en el orden científico, la relevancia que en ella se asigna al Hebreo en relación con los secretos de las Ciencias, aspecto en cierto modo nuevo, pone de manifiesto las inexhaustas perspectivas que atesora esa lengua que, elegida por Dios para su trascendental mensaje a la humanidad, encerrada ya en su prística contextura posibilidades insospechadas, que su ejercitación por los grandes pensadmes y orfebres del lenguaje de Israel, bajo el soplo divino, fue aquilatando y acreciendo hasta convertirla no solamente en « la lengua más poética de la tierra », en frase de Herder, sino también la más filosófica ; y perdon, en los hablantes maestros de la griega y otras, que tal vez ellos conceptúen, desde su respectivo punto de vista, como especialmente aptas para la expresión del pensamiento filosófico. En la doce hojas finales — figuras aparte — aparece el Hebreo como « la Voz de oro del mundo », elogio insuperable si no tuviera hace siglos otro aún más preciado, de « la lengua santa ». La obra de D. A. no es ciertamente una novela — tal supuesto de frivolidad sería inferir grave ofensa a la egregia autora —, y, sin embargo, enciera un interés similar, bien que de orden superior, propio de los escritos cuyo contenido pertenece a la elevada esfera del pensamiento. Por eso hay que leerla despacio, rumiarla, meditarla. Ante los ojos del lector van desfilando las Ciencias, con sus especiales características: las Matemáticas, en primer término, Físico-Naturales, Biología, Antropología. La descripción que de las mismas se hace en el estado actual de los conocimientos es apasionante. No hay imaginación novelesca que pueda superar en interés esa cosmovisión. Los asombrosos descubrimientos astronómicos de nuestros días, p. e. el telescopio, demuestran que « l'univers s'ouvre fabuleusement » (p. 89). Ante ese cúmulo de maravillas del imponente libro de la Naturaleza el tannakí, el hombre de la Biblia, abre otro aún más maravilloso de la Palabra de Dios y lee extasiado : « Caeli enarrant gloriam Dei et opera manuum eius annuntiat firmamenum » (Sal 19, 2). No es el menor mérito de las obras de Mme Dominique Aubier la cantidad de ideas-madres que las esmaltan, hasta el extremo que así como en el lenguaje hebreo-bíblico es un título de honor « madre en Israel », adjudicado, p. e., a la profetisa Débora, y también a alguna ciudad especialmente conspicua, no dudaríamos en aplicar a la ilustre escritora el título similar de « madre en la Ciencia ». Interesante y copiosa sería una antología fraseológica seleccionada en sus escritos.
Dr. Prof. David Gonzalo Maeso