Pour l'Amour du Ciel : dans ce livre très inspiré, profondément honnête et chaleureux, Marie-Pierre PLANCHON (France-Inter) parle de manière admirable de Dominique AUBIER et de son œuvre…
Dominique Aubier a étudié les rites, religions et traditions du monde. Experte de l'hébreu biblique, spécialiste de Don Quichotte dont elle a découvert le cryptage hébraïque et araméen. Son propos est de libérer la Connaissance des entraves symbolistes pour accéder à une compréhension universalisante, dépassant les différences religieuses. Son grand livre, "La Face cachée du Cerveau" présente le code des archétypes partagés entre toutes les traditions du monde…
Pour l'Amour du Ciel : dans ce livre très inspiré, profondément honnête et chaleureux, Marie-Pierre PLANCHON (France-Inter) parle de manière admirable de Dominique AUBIER et de son œuvre…
En hommage à Dominique Aubier, dans les pas du Maître
Nouvelles exégèses de Don Quichotte
par Dominique Blumenstihl-Roth
Tome II
Volume 2 des Nouvelles Exégèses |
DulZinea del Toboso — « en beauté nulle ne l'égale » — incarne la figure de la Grâce accompagnant Don Quichotte tout au long de ses aventures. Ne tolérant aucune mise en cause de sa lumière, il voit en elle l'image de la Chékinah, abstraction métaphysique non moins réaliste quand elle revêt la forme de cette modeste fermière pour qui le Caballero engagera tous ses combats : elle est la garante de sa généreuse implication dans le monde et de son intransigeante éthique. A travers Dulcinée, Don Quichotte pose une parole d'amour puissante et de justice dont la prophétie s'épand sur chaque lectrice et lecteur qui, à son tour, par son acte de lecture, intègre et relance l'engagement quichottien.
DulZinea est le deuxième volume de la série des Nouvelles exégèses de Don Quichotte.
Cette série en six volumes, appuyés sur les originaux de 1605, 1608,
1615, explore le symbolisme et le codage hébreu et araméen du grand
chef-d'œuvre cervantien. Un voyage au cœur du secret dulcinéen de Don
Quichotte.
Nouvelles exégèses de Don Quichotte
par Dominique Blumenstihl-Roth, éditions M.L.L. La Bouche du Pel
« Dans les pas du Maître »
Nouvelles exégèses de Don Quichotte, éditions M.L.L. La Bouche du Pel
— Dulzinea, 352 pages, format 14,8x21cm
— La Barque enchantée, 408 pages, format 14,8x21cm
El secreto de Don Quijote,
por Dominique Aubier, escritora, autora de
Don Quijote profeta y cabalista
Es difícil abordar la literatura o la pintura española sin ir primero a la búsqueda de lo humano. Y es que toda literatura parte del hombre, se ocupa del hombre y retorna al hombre. Se escapa de él para volver a la tierra, a la carne. Los españoles parecen no haber olvidado jamás que el arte es conocimiento al mismo tiempo que creación. Una creación que interesa ante todo al Hombre.
1. El hombre a secas
El
Hombre solo y desnudo, el Humano que puede surgir siempre de cualquiera
y en cualquier parte. En la cima de todos los valores, el espíritu
español coloca esta estatua. Una silueta humana, esencialmente abierta
hacia el interior, mostrando lo verdadero de la carne y la sangre, hasta
el hueso, hasta el alma. Testigo de esta verdad, por encima de todas
las llanuras soleadas de España, cae la sombra siempre ejemplar del más
español de los personajes, Don Quijote. Cervantes logró este
golpe de maestro, este lance castizo, de quitar del primer gesto la
silueta ideal, el fantasma español impulsado por todo un pueblo. Lo
captura y lo desliza en la armadura del caballero "andante", que va hacia adelante: "andando".
El famoso hidalgo de la Mancha es la personificación misma del espíritu
de un escritor y en esta personificación demasiado bien hecha,
demasiado bien ajustada, surge con toda naturalidad el espíritu español.
Un espíritu que conoce el misterio de vivir. Cuando un bailarín, un
cantante, un torero, un artista ha, por oscuros caminos, llevado al
espectador a entrever en él, por su obra, ese fantasma del hombre eterno
de las tierras castellanas o andaluzas, es corriente decir según la
expresión hecha famosa por Federico García Lorca que tiene duende. Del fantasma. Para mí, veo el duende con el porte y la nerviosidad de Don Quijote y esa sabiduría imperturbable que hace estallar la locura que el escritor presta al "más fino entendimiento de la Mancha".
2. Miguel Cervantes de Saavedra
Nació
en Alcalá de Henares en 1547, no lejos de Madrid, en un burgo donde los
gitanos van una vez al año a reunirse, en un levantamiento de polvo que
cierra el paisaje y en el que pisotean miles de mulos lustrosos.
Escribe las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
publicado en 1605, en la tardía edad de su vida. La literatura española
es de las que exigen madurez. Incluso la lengua pide un largo
aprendizaje no de la gramática, sino de la vida. Esta lengua solo se da a
los sabios. El castellano solo se entrega a los espíritus para quienes
la carne y el corazón ya no tienen secretos. Cervantes que escribe
durante buena parte de su vida recibe, pasados los cincuenta, las
confidencias de esta lengua que conoce, que oye, que fabrica. En su gran
libro, cada idea se pone tan naturalmente en imagen, en movimientos,
que el más falso de los personajes se pone a vivir, de una vida superior
pero identificable a la mirada. Don Quijote actúa con toda la
españolidad en él. Es la esencia de España hecha carne. Don Quijote
personifica tan a menudo el espíritu en sus explicaciones que se dan
para los niños: es a mi parecer el escritor mismo, que cuenta sus
desventuras espirituales por medio de un loco que sufre de demasiada
sabiduría. Pero esto es cosa de España donde el espíritu no se concibe
fuera de sí mismo: existe porque se manifiesta, y si no hace nada, no
es. Estas aventuras pueden ser leídas en varios planos, teniendo secreto
en cada nivel, para los simples y para los sutiles, llevando a los más
obstinados a alturas insospechadas. Don Quijote constituye, para España,
El libro. Don Quijote es El personaje. El libro de Miguel
de Cervantes es la Biblia de España. Los niños aprenden a leer en estas
páginas, los estudiantes aprenden el arte de escribir en estas frases,
los hombres aprenden, por él, a pensar.
3. Romper las envolturas para saborear la almendra
Es
imposible comprender la literatura española en su conjunto sin comenzar
por frecuentar este libro que parodia las novelas de caballerías del
siglo XV. La vestimenta del personaje y el decorado de las escenas están
tomados de esta literatura, pero que no se confíe uno. Cervantes entra
en esta cáscara vacía y aloja en ella una vida nueva. Es difícil para el
lector francés, iba a decir occidental, penetrar de golpe en estas
imágenes cerradas que esconden su secreto en el centro. Hay que romper
las envolturas para saborear la almendra. Los significados encerrados en
cada escena, en cada palabra, aparecen vivamente a la inteligencia
española avezada a la comprensión de los símbolos, de los gestos, de las
imágenes. En cierto sentido, la obra maestra de Cervantes reagrupa y
reúne todos los datos de la vida espiritual española, e incluso el
campesino se reconoce en ella. Se puede decir que la filosofía latente
que guía estas aventuras es la filosofía misma de España, tal como brota
de su pueblo y de su tierra. Por eso comprender Don Quijote es operar la primera naturalización al espíritu y al pensamiento fundamental de España.
Aludo aquí al pensamiento no expresado, no explicado que sostiene el
estilo de vida de los campesinos, de la enorme masa rural que constituye
lo esencial del pueblo español. A principios del siglo XVII aparece el
libro que pone en acción novelesca lo esencial de este pensamiento que
no tenía la posibilidad de expresarse racionalmente. Desde entonces,
este libro mantiene a quienes lo leen en este conocimiento de un pueblo
que no cambia, se interroga siempre sobre sí mismo y perfecciona su
ideal.
4. La geometría ética - estética de Don Quijote
Esta
presencia del Hombre, en Cervantes, es tan característica que decide
incluso lo que se podría denominar la geometría estética. El marco en el
que el más castizo de los autores coloca al más castizo de los
personajes tiene siempre, en todo caso, esa proporción que tendrán los
cuadros de Goya, la horizontalidad de la tierra imponiéndose a la mayor
dimensión, el cuadro dispuesto en anchura más que en altura. Y en este
marco, en pleno centro, de espaldas al lector pero lanzándose hacia el
horizonte, Don Quijote erguido y alzado sobre su caballo flaco para
ocupar toda la altura concedida. ¿Hacia qué corre a la velocidad de su
caballo y de su imaginación? Obsérvese: siempre hacia humanos, sin
preocuparse del paisaje, cuidando más bien de lo que permite al ser
venir, acercarse, de lo que es estrictamente humano en los paisajes, los
caminos y las carreteras. Esta preocupación va lejos. Compromete la
moral de todo un pueblo que dice: "Nadie vale más que nadie", y
que corrige esta afirmación toda metafísica — la metafísica española
estando vuelta hacia el corazón, hacia el ser, y no partiendo de esa
mirada hacia el exterior que inventa dioses — por esta otra afirmación
moral que impone al hombre crearse a sí mismo con toda responsabilidad: "Cada uno es hijo de sus obras". Así, a una mala broma del Duque, Don Quijote responde que "Dulcinea es hija de sus obras y que las virtudes corrigen la sangre"...
¿Necesitaba pues la sangre de Dulcinea ser "corregida" de alguna
indignidad? La cuestión de la sangre... vasta preocupación del Quijote,
que atraviesa los siglos desde que la Inquisición, en contacto directo
con el pueblo de España de 1480 a 1820, exigía que la pureza de la
hemoglobina garantizase el carácter inmaculado de la "blanca paloma tobosina".
La amada del Quijote no por ello dejó de ser quien era, campesina
montada en su mulo, de pecho generoso si creemos las estimaciones de
Sancho, nada remilgada, de brazo ágil, "sin igual para salar el cerdo".
El subentendido es enorme, tendido sobre la cuerda floja que es la
España devota, toda entregada a la adoración de sus santos, a quien
Cervantes — revolucionario — lanza el desafío de no ser jamás
desenmascarado, en su juego de cifrado que sería lúdico si no fuera
excesivamente peligroso — aún hoy — desvelarlo... La exégesis esperada
—"tendrá necesidad de comento para entenderlo": mi libro necesitará un comentario para ser comprendido, precisa Cervantes — es sin duda el verdadero héroe del Quijote...
Libros que trata del tema : Don Quijote profeta y cabalista
(Original from the French La Face cachée du Cerveau)
by Dominique Aubier is indeed a deep and comprehensive exploration of the human brain and its connection to spirituality and universal patterns. Here are some more details about the book:
The book is divided into two volumes:
The Immobile Motor: This volume delves into how different religions and traditions can be reconciled while respecting their unique identities. It explores the systemic explanation of shamanic teachings, such as those of Kabbalah, Don Juan (Carlos Castaneda), the Zohar, Buddhism, and Zen tradition.
The Sublime Benefactor: This volume continues the exploration, focusing on how cultures and civilizations can come together under a common banner while maintaining their distinct identities.
Cortical Code: Aubier introduces the concept of a "cortical code" or "code of archetypes" that she believes underpins reality. This code is said to be reflected in the structure and functioning of the human brain.
Universal Patterns: The book suggests that there is a single, unique pattern governing reality, which can be found in various religious and spiritual traditions.
Neurology and Spirituality: Aubier connects the functional laws of the cortex with the structural model of the universe, suggesting that all expressions of human wisdom and spirituality can be explained using the human brain as a model.
Aubier's work is the result of over 40 years of research and draws from a wide range of sources, including classical literature, religious texts, and modern scientific studies. She references works like "Don Quixote," the Zohar, the writings of Ibn'Arabi, and the teachings of Carlos Castaneda.
The book aims to provide a systemic explanation for the coherence found in various spiritual traditions and to uncover the universal vector responsible for unity. It invites readers to explore the functional laws of the cortex and how they replicate the image of the structural model at work in the universe.
— Compte-rendu de lecture de ce livre ici.
2 décembre, il y a 10 ans, disparaissait Dominique Aubier.
Ou tout au contraire : non pas disparition mais « ajout ».
On dit en hébreu que les défunts « s'ajoutent », à la mémoire du monde et leur œuvre transforme le présent, prépare l'avenir, un avenir qui nous tire vers lui, car la Révélation ne cesse de se produire à chaque instant.
Don Quichotte, lui aussi continue d'avancer, ayant laissé dans la mémoire du monde la trace non pas du passé, mais du futur, c'est pourquoi il n'est pas « errant », mais « Caballero andante » : qui va de l'avant.
Dominique Aubier a laissé une œuvre considérable, qui pèse dans l'histoire de l'humanité et qui ne cesse de produire ses effets.
Pas de grand discours, ni commémoration. Mais un avenir qui engage. C'est pourquoi je vous présente le programme des publications :
— La Quichottisation d'une existence (un manuscrit inédit de Dominique Aubier) ;
— La Courte-Echelle (un roman où je raconte comment je l'ai rencontrée) ;
et très bientôt, je l'espère, le tome II de la série Nouvelles exégèse de Don Quichotte, sous le titre Dulzinea.
Vous pouvez soutenir ce projet éditorial avec votre mécénat.
Portrait de Dominique Aubier
Peinture sur bois ©DBR |
Cher(e)s amies de l'Espagne et de Don Quichotte,
Le vrai secret de Don Quichotte, par Dominique Aubier
Il est difficile d'aborder la littérature ou la peinture espagnole sans aller d'abord à la recherche de l'humain. C'est que toute littérature part de l'homme, s'occupe de l'homme et retourne à l'homme. Elle s'en échappe pour revenir sur terre, sur la chair. Les Espagnols semblent n'avoir jamais oublié que l'art est connaissance en même temps que création. Une création qui intéresse avant tout l'Humain.
1. El hombre a secas
L'Homme seul et nu, l'Humain qui peut toujours surgir de n'importe qui et n'importe où. Au sommet de toutes les valeurs, l'esprit espagnol place cette statue. Une silhouette humaine, essentiellement ouverte vers l'intérieur, montrant le vrai de la chair et du sang, jusqu'à l'os, jusqu'à l'âme. Témoin de cette vérité, par-dessus toutes les plaines ensoleillées de l'Espagne, tombe l'ombre toujours exemplaire du plus espagnol des personnages, Don Quichotte.
Cervantès réussit ce coup de maître, ce tour « castizo », d'enlever du premier geste la silhouette idéale, le fantôme espagnol poussé de tout un peuple. Il le capture et le glisse dans l'armure du chevalier « errant », qui va de l'avant : « andando ». Le fameux hidalgo de la Manche est la personnification même de l'esprit d'un écrivain et dans cette personnification trop bien faite, trop bien ajustée, surgit tout naturellement l'esprit espagnol. Un esprit qui connaît le mystère de vivre. Quand un danseur, un chanteur, un torero, un artiste a, par d'obscurs chemins, conduit le spectateur à entrevoir dans lui, par son œuvre, ce fantôme de l'homme éternel des terres castillanes ou andalouses, il est courant de dire d'après l'expression devenue fameuse de Federico Garcia Lorca qu'il a du duende. Du fantôme. Pour moi, je vois le duende avec l'allure et la nervosité de Don Quichotte et cette sagesse imperturbable qui fait éclater la folie que l'écrivain prête au « plus fin entendement de la Manche ».
2. Miguel Cervantès de Saavedra
naquit à Alcala de Henarès en 1547, non loin de Madrid, dans un bourg où les Gitans vont une fois l'an se réunir, dans un soulèvement de poussière qui ferme le paysage et dans quoi piétinent des milliers de mulets luisants. Il écrit les aventures de l'ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche, publié en 1605, sur le tard de sa vie.
La littérature espagnole est de celles qui exigent la maturité. Même la langue demande un long apprentissage non de la grammaire, mais de la vie. Cette langue ne se donne qu'aux sages. Le Castillan ne se livre qu'aux esprits pour qui la chair et le cœur n'ont plus de secrets. Cervantès qui écrit pendant une bonne partie de sa vie reçoit, à la cinquantaine passée, les confidences de cette langue qu'il connaît, qu'il entend, qu'il fabrique. Dans son grand livre, chaque idée se met si naturellement en image, en mouvements, que le plus faux des personnages se met à vivre, d'une vie supérieure mais identifiable au regard. Don Quichotte agit avec toute l'espagnolité en lui. C'est l'essence de l'Espagne faite chair. Don Quichotte personnifie si souvent l'esprit dan ses explications que l'on en donne pour les enfants : il est à mon avis l'écrivain lui-même, qui conte ses mésaventures spirituelles par le truchement d'un fou qui souffre de trop de sagesse. Mais c'est là chose d'Espagne où l'esprit ne se conçoit pas hors de lui-même : il existe parce qu'il se manifeste, et s'il ne fait rien, il n'est pas.
Ces aventures peuvent être lues sur plusieurs plans, ayant secret à chaque étage, pour les simples et pour les subtils, emmenant les plus obstinés à des hauteurs insoupçonnées. Don Quichotte constitue, pour l'Espagne Le livre. Don Quichotte est Le personnage. Le livre de Miguel de Cervantès est la Bible de l'Espagne. Les enfants apprennent à lire dans ces pages, les étudiants apprennent l'art d'écrire dans ces phrases, les hommes apprennent, par lui, à penser.
3. Briser les enveloppes pour croquer l'amande
Il est impossible de comprendre la littérature espagnole dans son ensemble sans commencer par fréquenter ce livre qui parodie les romans chevaleresques du XVe siècle. La vêture du personnage et le décor des scènes sont empruntés à cette littérature, mais que l'on ne s'y fie pas. Cervantès entre dans cette coquille vide et y loge une vie neuve. Il est difficile pour le lecteur français, j'allais dire occidental, de pénétrer du premier coup dans ces images closes qui recèlent leur secret au centre. Il faut briser les enveloppes pour croquer l'amande. Les significations enfermées dans chaque scène, dans chaque mot apparaissent vivement à l'intelligence espagnole rompue à la compréhension des symboles, des gestes, des images. En un sens, l'œuvre maîtresse de Cervantès regroupe et réunit toutes les données de la vie spirituelle espagnole, et même le paysan s'y reconnaît.
On peut dire que la philosophie latente qui mène ces aventures est la philosophie même de l'Espagne, telle qu'elle sourd de son peuple et de sa terre. C'est pourquoi comprendre Don Quichotte c'est opérer la première naturalisation à l'esprit et à la pensée fondamentale de l'Espagne. Je fais allusion ici à la pensée non exprimée, non expliquée qui soutient le style de vie des paysans, de l'énorme masse rurale qui fait l'essentiel du peuple espagnol. Au début du XVIIe siècle paraît le livre qui met en action romanesque l'essentiel de cette pensée qui n'avait pas la possibilité de s'exprimer rationnellement. Depuis, ce livre entretient ceux qui le lisent dans cette connaissance d'un peuple qui ne change pas, s'interroge toujours sur lui-même et parfait son idéal.
4. La géométrie éthique - esthétique de Don Quichotte
Cette présence de l'Homme, dans Cervantès, est si caractéristique qu'elle décide même de ce que l'on pourrait nommer la géométrie esthétique. Le cadre dans lequel le plus « castizo » des auteurs place le plus « castizo » des personnages a toujours, en tout cas, cette proportion qu'auront les tableaux de Goya, l'horizontalité de la terre s'imposant à la plus grande dimension, le tableau mis en largeur plutôt qu'en hauteur. Et dans ce cadre, en plein milieu, dos tourné au lecteur mais fonçant vers l'horizon, Don Quichotte droit et hissé sur son cheval maigre afin d'en occuper toute la hauteur accordée. Vers quoi court-il à la vitesse de son cheval et de son imagination ? Remarquez-le : toujours vers des humains, sans souci du paysage, ayant plutôt soin de ce qui permet à l'être de venir, d'approcher, à ce qui est strictement humain dans les paysages, les chemins et les routes.
Cette préoccupation va loin. Elle engage la morale de tout un peuple qui dit : « Nadie vale mas que nadie », personne ne vaut plus que personne, et qui corrige cette affirmation toute métaphysique — la métaphysique espagnole étant retournée vers le cœur, vers l'être, et non partie de ce regard vers l'extérieur qui invente des dieux — par cette autre affirmation morale qui impose à l'homme, de se créer lui-même en toute responsabilité : « Chacun est fils de ses œuvres. » Ainsi, à une mauvaise plaisanterie du Duc, Don Quichotte répond que « Dulcinea est fille de ses œuvres et que les vertus corrigent le sang »…
Dr. Prof. David Gonzalo Maeso, Departamento de Hebreo y Arameo
AUBIER, DOMINIQUE
La synthèse des sciences ou l'hébreu en gloire
Le Qorban. Artes gráficas Soler S. A. Valencia, 1973, 272 pp. 25'5 x 15'5, Ed. M.L.L. La Bouche du Pel
La actividad intelectual de esta ilustre y original escritora, y el afortunado encuentro que nos proporcionó la conferencia que, por invitación nuestra, pronunció en la Facultad de Letras de la Universidad de Granada, bajo los auspicios del Departamento de Hebreo y Arameo en junio de 1971, han sido las causas determinantes, junto con los temas tratados por ella en varias publicaciones, de las varias reseñas de obras suyas que fibouran en esta Miscelánea.
Al aparecer la que ahora nos ocupa, es posible no sea ya la última, al menos en la realización, si no en la edición. Ingenuamente confesamos que si, en las materias o referencias que caen dentro del campo de nuestra especialidad, nos atrevemos a formular un juicio, insinuar alguna observación, hasta eventualmente mostrar alguna discrepancia, ya que todo eso debe abarcar una crítica bibliográfica, en el terreno rigurosamente científico, que en D. A. es el de más hondura, nos reconocemos del todo profanos. En esto nos remitimos a los científicos. Por otra parte, invadir ese ámbito equivaldría a salirnos del propio de esta revista, otra razón más para mantenernos cautamente un tanto al margen del contenido básico del libro. En otro círculo, inscrito dentro del ancho mundo del hebraísmo, admiramos el impetu ascensional del espíritu y vuelo místico de la Cábala, a que tan aficionada se muestra la autorra, y en la cual demuestra envidiable competencia y entusiasmo, pero por nuestra parte, prefe-rimos la actitud maimonidiana, sin incluirnos por ello en las filas de lo totalmente adversarios de la Cábala, en lo que tiene de puro misticismo.
Algún punto de contacto con éste, aunque sin salirnos del área severa de la Lingüística, podría señalarse en ciertos estudios nuestros dados a luz en ésta y otras revistas, p. e. Valores semánticos de los fenemas hebreos (1957) y Apuntes para una Prosopología lingüística (1958), que no dejan de ofrecer conexiones con numerosas referencias o teorías expuestas por D. A. en éstas y otras obras suyas. La que ahora reseñamos, de « la Solitaria de Carboneras » (Almería), si podemos llamarla así en toda la extensión de la palabra, dado que con frecuencia acuden a aquel atractivo santuario de la Ciencia ilustres personalidades para entretenerse en provechosos coloquios de alto nivel, se divide en seis partes, precedidas de una presentación (pp. 9-31) y suplementadas por ocho notas, bajo el epígrafe : « La labilité structuraliste de l'hébreu » (pp. 255-261), y once esquemas gráficos, que siguen al indice. La obra, impresa, en España, en el primer trimestre del año actual, y elaborada en el lapso de septiembre 1971 al mismo mes de 1972, ofrece dos aspectos, cifrados en su doble título: Síntesis de las Ciencias y Sublimación del Ebreo, como lengua filosófica de alta cultura. Encierra pues, una Filosofía de las Ciencias, de subido interés, tanto por lo que implica de conocimiento profundo y superior de éstas como por la ligazón que se establece entre ellas y el mundo del espíritu. Los textos bíblicos con que D. A. encabeza los capítulos de la obra, todos del sublime Isaías, patentizan la insondable profundidad del mensaje escriturarío, la altitudo sapientae et scientiae Dei. « Los números tienen un poder descriptivo en hebreo, consigna la autora, donde aparecen asociados a hechos ontológicos, contorneados al propio tiempo por las letras del alfabeto. Glifo o cifra son así capaces de testimoniar un fenómeno » (p. 41). Por otra parte, « la Cábala judaica, análisis inductivo que desenvuelve las potencialidades de la lengua hebrea, revela apreciaciones que parecen misteriosas mientras el mundo no ha sacado a la luz la sabiduría que les sirve de testigo. La Cábala sabe que debe esperar a que la Ciencia occidental alcance el estado de plenitud que ha de capacitarla para presentar las conclusiones que necesita » (p. 55). Aparte de los valores apuntados de la obra en el orden científico, la relevancia que en ella se asigna al Hebreo en relación con los secretos de las Ciencias, aspecto en cierto modo nuevo, pone de manifiesto las inexhaustas perspectivas que atesora esa lengua que, elegida por Dios para su trascendental mensaje a la humanidad, encerrada ya en su prística contextura posibilidades insospechadas, que su ejercitación por los grandes pensadmes y orfebres del lenguaje de Israel, bajo el soplo divino, fue aquilatando y acreciendo hasta convertirla no solamente en « la lengua más poética de la tierra », en frase de Herder, sino también la más filosófica ; y perdon, en los hablantes maestros de la griega y otras, que tal vez ellos conceptúen, desde su respectivo punto de vista, como especialmente aptas para la expresión del pensamiento filosófico. En la doce hojas finales — figuras aparte — aparece el Hebreo como « la Voz de oro del mundo », elogio insuperable si no tuviera hace siglos otro aún más preciado, de « la lengua santa ». La obra de D. A. no es ciertamente una novela — tal supuesto de frivolidad sería inferir grave ofensa a la egregia autora —, y, sin embargo, enciera un interés similar, bien que de orden superior, propio de los escritos cuyo contenido pertenece a la elevada esfera del pensamiento. Por eso hay que leerla despacio, rumiarla, meditarla. Ante los ojos del lector van desfilando las Ciencias, con sus especiales características: las Matemáticas, en primer término, Físico-Naturales, Biología, Antropología. La descripción que de las mismas se hace en el estado actual de los conocimientos es apasionante. No hay imaginación novelesca que pueda superar en interés esa cosmovisión. Los asombrosos descubrimientos astronómicos de nuestros días, p. e. el telescopio, demuestran que « l'univers s'ouvre fabuleusement » (p. 89). Ante ese cúmulo de maravillas del imponente libro de la Naturaleza el tannakí, el hombre de la Biblia, abre otro aún más maravilloso de la Palabra de Dios y lee extasiado : « Caeli enarrant gloriam Dei et opera manuum eius annuntiat firmamenum » (Sal 19, 2). No es el menor mérito de las obras de Mme Dominique Aubier la cantidad de ideas-madres que las esmaltan, hasta el extremo que así como en el lenguaje hebreo-bíblico es un título de honor « madre en Israel », adjudicado, p. e., a la profetisa Débora, y también a alguna ciudad especialmente conspicua, no dudaríamos en aplicar a la ilustre escritora el título similar de « madre en la Ciencia ». Interesante y copiosa sería una antología fraseológica seleccionada en sus escritos.
Dr. Prof. David Gonzalo Maeso